El ser humano es el único
mamífero que continúa tomando leche finalizado el período de lactancia. También
es el único animal que toma leche de otros animales.
La leche materna de cada mamífero
es diferente y adecuada a su progenie.
Lípidos
La leche humana contiene 55%
de ácidos grasos poliinsaturados y sólo un 45% de ácidos grasos saturados. La
leche de vaca, en cambio, contiene un 70% de ácidos grasos saturados y sólo un
30% de ácidos grasos poliinsaturados. Como sabemos, las grasas saturadas son
las responsables de un elevado colesterol.
La leche humana tiene un
alto contenido de ácido linoleico, precursor de prostaglandinas
antiinflamatorias. La elevada cantidad de grasas saturadas en la leche de vaca
la convierten en un alérgeno para el ser humano que puede desencadenar
respuestas inflamatorias tales como erupciones cutáneas, problemas intestinales
y respiratorios.
Calcio
Consumir calcio es
imprescindible para tener unos huesos sanos. La leche materna contiene 350
mg/lt de calcio frente a los 1400 mg/lt que contiene la leche vacuna. Esta última: apta para terneros, la primera: apta para humanos. El calcio aportado por la leche de vaca no es asimilable por el
cuerpo humano; sólo una pequeña parte es absorbida por el intestino y el resto
es evacuado con las heces como sulfato de calcio.
EEUU, donde la leche se bebe
en lugar de agua, es el lugar del mundo con mayor incidencia de osteoporosis. En
África las mujeres de la etnia Bantú no ingieren leche en absoluto y a pesar de
tener una media de 10 hijos y de amamantarlos durante casi 1 año no conocen lo
que es la osteoporosis.
Una alimentación variada en
vegetales y frutas aportará el calcio necesario. Lo que es verdaderamente
importante para mantener unos huesos sanos y calcificados es el ejercicio y
tomar abundante sol: fuente de vitamina D: responsable de fijar el calcio en
los huesos.
Proteínas
Los bebés asimilan bien la
caseína de la leche materna pero no la caseína de la leche de vaca u otros
animales. Hay numerosas investigaciones que han encontrado una relación muy
cercana entre el consumo de lácteos y la aparición de cáncer.
Hormonas
La hormona del crecimiento
que contiene la leche destinada al engorde del recién nacido no es necesaria
ya en el adulto. Si se siguen consumiendo lácteos pasado el período de lactancia los tejidos tienden a seguir creciendo, pero lo hacen de una forma caótica dando lugar a tumores.
A todo esto hay que añadir
otras sustancias contenidas en la leche y productos lácteos: las hormonas,
antibióticos, pesticidas, etc. que se introducen en el cuerpo de la vaca y pasan de éste a su leche.
Son numerosas las enfermedades
que derivan del consumo de lácteos y lo peor es que no es un alimento necesario
para tener una dieta sana.
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