La sal común está formada por cloruro de sodio y se obtiene
por pulverización y posterior refinamiento de rocas de sal.
El organismo necesita sodio para funcionar apropiadamente,
por ejemplo en la transmisión del impulso nervioso a través de los nervios, en
la contracción muscular o para mantener el adecuado balance de los fluidos
corporales.
Los riñones son los encargados de controlar la cantidad de
sodio en el cuerpo. En un organismo sano el exceso de sodio se elimina con
relativa facilidad, pero si los riñones fracasan en su tarea de eliminación,
pueden sobrevenir numerosos problemas de salud tales como: hipertensión,
retención de agua, edemas, aumento de peso, agravamiento de las enfermedades
del corazón, del hígado y de los riñones, cáncer de estómago, osteoporosis, etc.
Los alimentos contienen de forma natural la cantidad necesaria de sal para que el organismo funcione saludablemente. Cualquier adición extra de sal resulta en un trabajo innecesario para el cuerpo y en un recargo en el funcionamiento de los riñones.
Por lo tanto, añadir sal a la comida no sólo es innecesario
sino perjudicial.
La sal marina
La sal marina tiene la misma composición química que la
sal común: cloruro de sodio (NaCl) pero en una concentración de un 10% menor.
Al no sufrir un proceso de refinamiento es posible que la
sal marina contenga, aparte de cloruro de sodio, pequeñas cantidades de otros
minerales tales como potasio, magnesio y calcio. Si bien éstos pueden mejorar
en cierto sentido la calidad de la sal, lo cierto es que de todos modos el
organismo tendrá que eliminar el exceso de cloruro sódico. Por lo tanto la sal marina y la sal común son igualmente
dañinas para la salud si se las consume en exceso.
La OMS recomienda no exceder los 5 gr de sal por día para
adultos (una cucharadita de las de café), 4 gr para los niños y 3 gr para los menores de 7 años.
Los consumidores de carnes rojas
ya ingieren la cantidad mínima de sal requerida a diario ya que la carne suele contener
sales entre las fibras. La alimentación vegetariana ofrece menos riesgos a la hora de tomar sal, pero de todos modos lo más sano
es dejar de agregar sal adicional a la comida o consumirla en poquísima cantidad y siempre que el organismo esté sano.
Por último, recordarles que debemos ser cuidadosos en el consumo de alimentos enlatados y procesados, especialmente aquellos en los que se ha utilizado sal o salmuera para su conservación: embutidos, aceitunas, etc. También debemos leer las etiquetas y evitar aquellos alimentos que contengan Glutamato Monosódico con efectos aún peores para la salud porque genera excesos peligrosos de sodio en el cuerpo.
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