7 de septiembre de 2015

Alimentos peligrosos III: la sal

por carlota elena guerrero
La sal común está formada por cloruro de sodio y se obtiene por pulverización y posterior refinamiento de rocas de sal.
El organismo necesita sodio para funcionar apropiadamente, por ejemplo en la transmisión del impulso nervioso a través de los nervios, en la contracción muscular o para mantener el adecuado balance de los fluidos corporales.

Los riñones son los encargados de controlar la cantidad de sodio en el cuerpo. En un organismo sano el exceso de sodio se elimina con relativa facilidad, pero si los riñones fracasan en su tarea de eliminación, pueden sobrevenir numerosos problemas de salud tales como: hipertensión, retención de agua, edemas, aumento de peso, agravamiento de las enfermedades del corazón, del hígado y de los riñones, cáncer de estómago, osteoporosis, etc.

Los alimentos contienen de forma natural la cantidad necesaria de sal para que el organismo funcione saludablemente. Cualquier adición extra de sal resulta en un trabajo innecesario para el cuerpo y en un recargo en el funcionamiento de los riñones.
Por lo tanto, añadir sal a la comida no sólo es innecesario sino perjudicial.

La sal marina
La sal marina tiene la misma composición química que la sal común: cloruro de sodio (NaCl) pero en una concentración de un 10% menor.
Al no sufrir un proceso de refinamiento es posible que la sal marina contenga, aparte de cloruro de sodio, pequeñas cantidades de otros minerales tales como potasio, magnesio y calcio. Si bien éstos pueden mejorar en cierto sentido la calidad de la sal, lo cierto es que de todos modos el organismo tendrá que eliminar el exceso de cloruro sódico. Por lo tanto la sal marina y la sal común son igualmente dañinas para la salud si se las consume en exceso.
La OMS recomienda no exceder los 5 gr de sal por día para adultos (una cucharadita de las de café), 4 gr para los niños y 3 gr para los menores de 7 años.
Los consumidores de carnes rojas ya ingieren la cantidad mínima de sal requerida a diario ya que la carne suele contener sales entre las fibras. La alimentación vegetariana ofrece menos riesgos a la hora de tomar sal, pero de todos modos lo más sano es dejar de agregar sal adicional a la comida o consumirla en poquísima cantidad y siempre que el organismo esté sano.

Por último, recordarles que debemos ser cuidadosos en el consumo de alimentos enlatados y procesados, especialmente aquellos en los que se ha utilizado sal o salmuera para su conservación: embutidos, aceitunas, etc. También debemos leer las etiquetas y evitar aquellos alimentos que contengan Glutamato Monosódico con efectos aún peores para la salud porque genera excesos peligrosos de sodio en el cuerpo.

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