10 de septiembre de 2015

Cómo preparar y cocer los alimentos para que conserven el máximo de vitaminas posible



Las vitaminas y las sales minerales se concentran sobre todo en las capas externas de las legumbres, granos, raíces y frutos. Al pelar las papas desperdiciamos de un 12% a un 35% de vitamina C. Al eliminar la piel de las zanahorias, malgastamos las vitaminas B1 y B2.
Por consiguiente hay que lavar lo menos posible y rápidamente eliminando la tierra y los productos químicos del rociado con cepillo suave, conservando las cáscaras de las frutas o verduras que sean comestibles y quitando la piel de aquellas frutas o verduras que sea gruesa e incomestible.
Las zanahorias deben ser raspadas energéticamente con cepillo de alambre porque absorben los nitratos de los abonos nitrogenados, forman nitritos tóxicos y fijan fácilmente los pesticidas.
A las papas es bueno comerlas con la piel o por lo menos cocinarlas con ellas y quitarlas luego de cocidas, puesto que así conservan mejor sus vitaminas.
Preparar los productos frescos inmediatamente antes de su cocción o consumo.
No deje nunca en remojo las verduras, ya que las vitaminas hidrosolubles se disuelven en el agua. La mejor forma de lavar las verduras es colocándolas enteras, sin cortarlas todavía, o separando solamente las hojas en un escurridor o colador de fideos y dejar que les caiga el agua del grifo, removiendo con la mano.
Trocear lo menos posible las frutas y verduras. Cuanto más pequeños son los trozos o más finas las rodajas, mayores son las pérdidas vitamínicas.
Cortar o rallar las verduras que vayamos a comer crudas en ensaladas como: zanahorias, remolachas, lechuga, coles, tomates, pepinos, etc. a último momento, porque cuanto más tiempo pasan cortadas y expuestas al aire, mayores son las pérdidas. Aliñarlas inmediatamente, ya que la acidez del limón, aceto o vinagre conserva la vitamina C.
Tampoco se deben preparar los zumos de frutas o verduras hasta el momento mismo de ser consumidos.

En cuanto a las frutas, debemos saber que las ¾ partes de las vitaminas se concentran en la piel, por lo que
es preferible no pelarlas sino lavarlas rápidamente con agua corriente para eliminar los restos de pesticidas.
Demás está decir que si tenemos la posibilidad de consumir alimentos orgánicos o biológicos, ésta es la mejor opción.

Resumiendo: cuanto más se fragmenta una verdura o una fruta y más se prolonga la cocción, mayor es la pérdida de vitaminas y sales minerales. Es mejor cocer las verduras enteras y sin pelar, troceándolas, si fuera necesario, después de la cocción. Es mejor cocinarlas inmediatamente antes de su consumo.

La cocción
Los métodos de cocción que mejor conservan las vitaminas son: la cocción al vapor, la cocción bajo presión, la cocción en el horno y la cocción en materias grasas. La más desaconsejada es la cocción hirviendo en agua.
Por supuesto que lo mejor es comer las verduras crudas, siempre que se pueda. Es la mejor forma de conservar todos los nutrientes.

La cocción en agua
Es la que menos conserva el valor nutritivo de los alimentos, en especial las vitaminas B1 y C. Mayor será la pérdida si además de hervirlas en abundante agua las troceamos ya que las vitaminas se disolverán en el agua e irán a parar al fregadero.
Si queremos hervirlas para utilizar el caldo resultante, es mejor hacer hervir primero el agua y cuando esté a punto de ebullición recién echar las verduras. La ebullición elimina oxígeno del agua (burbujas) por lo que el daño oxidativo será menor.. Por otro lado el agua hirviendo formará una pequeña película aislante en la superficie de las verduras que frenará más la disolución de nutrientes.
Se puede añadir un chorrito de vinagre o limón al agua de cocción ya que las vitaminas se conservan mejor en un medio ácido. Nunca se debe utilizar bicarbonato ya que las vitaminas no se conservan en un medio alcalino.
Se debe ajustar muy bien la tapa para disminuir el contacto con el aire y así conservar mejor las vitaminas.
Se deben cocer las verduras el menor tiempo posible. Cuanto más hervimos, más destruimos. Y cuanta más agua usamos más diluimos, por lo que se deberá usar la menor cantidad de agua posible en la cocción.

La cocción al vapor
En este caso el alimento no está en contacto con el agua o el líquido de cocción. La pérdida de vitaminas es de un 10 a un 20 %. Con la cocción en agua la pérdida de vitamina C puede llegar a ser del 50%!

La cocción en olla a presión
Al ser menor la difusión también lo es la pérdida de vitaminas solubles en agua. Si bien es cierto que el intenso calor resulta perjudicial, pero es preferible una temperatura elevada durante un tiempo corto que a la inversa. Por otra parte es posible y recomendable colocar poco agua en la olla a presión de modo que la dilución en agua de las vitaminas sea menor.

La cocción al horno y frituras
En la cocción al horno no se producen pérdidas por oxidación y en las frituras o sofritos se rea una capa protectora.
El problema de las frituras es que las vitaminas son destruidas por oxidación, salvo si se utiliza una freidora eléctrica, donde la cocción se realiza al abrigo del aire.

Resumiendo las mejores formas de preparar los alimentos es: en primer lugar crudos; en segundo lugar al vapor; en tercer lugar al horno, por último sofrito o frito. Mejor no hervir en agua.

Para mí, un buen sistema es sofreir las verduras en un chorrito de aceite de oliva y tapar inmediatamente la olla o sartén. No añado agua. Pongo el fuego muy bajo, añado sal y espero a que los vegetales suelten su propia agua para la cocción o añado apenas unas cucharadas de agua. Me gustan las verduras “al dente” apenas cocidas, excepto las papas, batatas, etc.

Microondas
La cocción en microondas conserva muy bien los nutrientes ya que la cocción se realiza sin agua, durante poco tiempo y al abrigo del aire.

Los alimentos deben ser consumidos inmediatamente después de su cocción. Todo alimento que “espera” y es “mantenido caliente” pierde rápidamente su contenido en vitamina C. Ocurre lo mismo con los platos recalentados.
                                                                                      
La conservación de los alimentos
Es mejor utilizar las frutas y verduras lo más rápido posible después de comprarlas porque cuanto más tiempo pasa desde su recolección, mayores son las pérdidas vitamínicas. En los climas templados, la verdura de hoja, almacenada a temperatura ambiente, puede perder en pocos días hasta el 90% de su contenido en vitamina C.
Las vitaminas de la leche se conservan al abrigo de la luz. Tras dos horas de exposición al sol, la pérdida de vitamina B2 es ya de un 50%.
Los espárragos pueden perder un 50% de vitamina C al cabo de una semana de almacenamiento a 0°C, y un 90% a 21°C.
Los cereales: su vitamina B1 se destruye fácilmente en un medio húmedo. Con una humedad del 17%, los cereales en grano pueden perder hasta un 30% en 5 meses.

Basado en el libro de las vitaminas de Jossette Lyon.

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